“La sociedad exige certezas cuando lo único que tenemos son preguntas”
Marina Caamaño entrevista a Mat Guillan por el lanzamiento de su novela What you don’t expect from me (Lo que no esperan de mí, 2021) en Estados Unidos para el blog de literatura Hello America Stereo Cassette. Acá pueden leer el original en inglés.
por Marina Caamaño
“Escribir te va a ayudar”, le dice un terapeuta a un adolescente confundido en la primera página del libro.
Cuando sus padres deciden mudarse a un barrio cerrado en las afueras de Buenos Aires, un hijo único se encuentra de repente aislado. Esta mudanza puede ser un indicio de que a esta familia de clase media alta le ha ido bien. Después de todo, la casa tiene una piscina más grande y está en un barrio mucho más agradable, uno que parece seguro y perfecto al estilo de El Joven Manos de Tijeras. Pero la soledad es todo lo que encuentra el protagonista. Su padre, retraído y mudo, está enredado en turbios negocios políticos, mientras su madre, amante de las pastillas y el alcohol, lo vigila con inseguridad. Está lejos de sus amigos, de su novia, de todo lo que antes conformaba su vida. El único afecto verdadero que recibe es el de la criada que lo ha cuidado desde que nació.
“¿Pero qué escribo?”, pregunté.
“Lo que estás sintiendo.”
“La mayor parte del tiempo no sé lo que siento”.
“Está bien. Bueno, escribe lo que sientes y cuando no sepas lo que sientes, describe lo que te pasa, hechos cotidianos, cosas que recuerdas de tu infancia, todo. Descárgate”, me dijo, de nuevo.
Esta descarga constituye la estructura inmersiva del viaje laberíntico e íntimo del escritor argentino Mat Guillan. Porque sucede dentro de la cabeza de un adolescente, a veces es lento y suave; a veces rápido y abrupto. Está confundido, rebelde, harto. A veces, todavía es un niño. En otras, es más adulto que los adultos de su vida. Sin tener la menor idea de lo que está haciendo, intenta comprender el mundo que lo rodea, buscando alguna manera de ser aceptado en algo de lo que ni siquiera quiere ser parte.
A pesar de la conexión con sus amigos, se siente solo. Su novia se aleja lentamente y sus padres se han convertido de repente en extraterrestres, extraños. Explorando los traumas de la clase alta, la extraña virtualidad de las relaciones y los vínculos tóxicos, y los amigos nuevos y viejos, la historia nos lleva a través de una secuencia de momentos caóticos, espacios comunes, situaciones estrechas sin salidas, alternativas que aparecen, retrocesos, atajos, sueños inquietantes. A veces se deja llevar por lo que sucede a su alrededor. A veces intenta luchar contra ello pero se siente abrumado y derrotado. Finalmente, comienza a pivotar y tomar decisiones, que desencadenan la comprensión de que puede dirigir y definir su propia vida. Poco a poco pierde el miedo a dejar lo que es seguro y hacer lo que quiere, incluso si no sabe exactamente qué es eso. De eso se trata la libertad. Eso es lo que nos aterroriza a todos.
Este libro comenzó como un experimento. La novela se desarrolla después de la crisis de 2001 en Argentina, es decir, en los albores de los años 90, la década cuyos profundos efectos sociales, económicos y políticos permearon la sociedad argentina. Es también el momento en que Internet explotó y trajo al mundo los blogs. Narrado en primera persona, el relato se siente como un diario íntimo cuya voz aparentemente no siente nada pero en realidad lo siente todo y nos lo hace sentir vívidamente también.
Mat: El comienzo del libro lo publiqué en Blogspot. Escribía todos los días y recibía una gran cantidad de comentarios de apoyo y comprensión. Así fue como me di cuenta de que algo interesante estaba sucediendo con la historia. Después, hice la misma prueba en Facebook, donde la gente era un poco mayor que en Blogspot y las críticas hacia el personaje eran más duras o incluso agresivas hacia el estilo de vida del personaje.
Marina: ¿Cómo se te ocurrió fingir que eras un chico y escribir un blog? ¿Ya tenías la idea del libro en la cabeza? ¿O fue más bien una urgencia de “Oh, voy a hacer esto” debido a la cantidad de “yo, yo, yo” que hay en Internet y que te estaba dando vueltas en la cabeza?
Mat: Sobre todo el comienzo fue porque tenía una insoportable y obsesiva necesidad de escribir y ser leído. Ya en ese momento escribía un diario hacía años, como ahora, pero no tenía grandes acontecimientos desde mi punto de vista. Hoy tengo otra óptica, tal vez por haber leído a Mario Levrero, acerca de si un diario precisa de acontecimientos relevantes o puede ser un portal metafísico a la mente del que escribe. En ese momento, se me ocurrió que podía ser interesante escribir un diario como si fuera otra persona, una especie de procedimiento de la actuación, algo tipo Stanislavski. Y como internet había cambiado la forma de percibir el mundo con esta inmensa exacerbación del yo, al punto de creer que el concepto de autoficción era nuevo, imaginé que ser un impostor con un adolescente punk que no encaja en ninguna parte y que además tiene su vida económica resuelta podía ser atractivo y generar algo interesante desde sus contradicciones. No quería crear un personaje. Quería ser un personaje. Y leer y escribir son la única manera de poder vivir otras vidas.
“Me dejo llevar por el proceso de la escritura, que es la razón por la que escribo. Necesito escribir porque en cada intento espero encontrar ese momento en el que aparece algo que no tenía en mente y lo sigo y se expande. El movimiento inesperado”.
Marina: Leí este libro varias veces y me envolvió la historia y el personaje que creía de carne y hueso. Parte de ese logro de hacer que parezca una historia real es el tono y la voz que logras crear. Hace que parezca que está vivo. El tono. Me encantó ese tono. ¿Cómo trabajaste en él?
Mat: La novela llegó a tener más de 300 páginas porque posteaba un texto por día y fue durante casi un año. Todo eso fue por la búsqueda del tono entre irreverente, tierno, oscuro, luminoso… Lograr esos matices me obsesionó por completo, pero sobre todo quería que en el libro sobrevolara la idea casi constante de que la realidad te lleva por delante al crecer. La adolescencia es el momento en que nos queremos llevar el mundo por delante, pero a su vez el ingreso a la adultez comienza a ponernos en un lugar en el que la realidad te lleva por delante y poner a un chico en esa tormenta emocional me atrajo. Una vez que encontré ese tono, pude afilar el libro y tomar decisiones drásticas con capítulos que borré y más detalles como los sueños con arañas que tiene el protagonista. Después entré por primera vez en una parte del proceso que extraje del cine y es el montaje. Me gustaba la idea de que el orden de los capítulos enloqueciera un poco la trama y a su vez la ajustara definitivamente. Es un momento que me gusta mucho el montaje porque tiro todos los capítulos en el suelo de casa y comienza una especie de rompecabezas extraño. Ahora mismo estoy en esa misma etapa en la novela nueva. La corrección es muy fría y creo que es la parte menos entretenida del proceso, pero el montaje me vuelve a entusiasmar con el libro porque lo renueva. Volviendo a la voz, me acuerdo que leí muchas veces el libro en voz alta para saber si esa voz sonaba. Encontrar el tono fue encontrar el personaje y, a su vez, encontrar el libro.
Marina: Hoy en día, la autoficción inunda la literatura. El hecho de que haya tantas memorias hace que automáticamente pensemos que todo lo escrito en primera persona es autobiográfico y real, lo que deja poco espacio para la idea de que algo pueda ser ficción. Nuestra creencia de que los libros son 100% reales se ve exacerbada por la obsesión con las redes sociales, la forma en que la gente cree que todo lo que vemos en Instagram, por ejemplo, es real, la fantasía que construimos sobre la vida perfecta de otras personas, el deseo que tenemos de mostrar nuestra propia vida como perfecta. Nos afecta como sociedad.
Mat: Creo que la exacerbación del yo por el cambio trascendental que nos generó internet, y sobre todo por nuestra necesidad imperiosa de afecto, antes que nada, lo percibió el mercado y, con su capacidad mutante, reprodujo todo lo posible textos “basados en hechos reales” para explotar eso. No creo que Joan Didion o Natalia Ginzburg o Agota Kristof, para escribir La analfabeta, por ejemplo, se hayan puesto a pensar en la autoficción. Para mí, si no estás en algún lugar del mundo como Kapuściński o Rodolfo Walsh tratando de revelar una realidad que otra gente oculta, los conceptos de realidad y ficción son más interesantes cuando se mezclan. Sobre todo, porque la literatura que me interesa es la que intenta transmitir emociones. Las tramas suelen ser el oficio de quien escribe para encontrar en ese camino lo que nos permite llegar a la emoción del lector.
Otro de los efectos de exacerbar el concepto de la autoficción es empobrecer un poco la experiencia de la lectura. Esa suposición de que lo que conmueve al leer debe haber sucedido realmente corre del centro el efecto trascendental de experimentar el arte, una historia. Por ejemplo, cuando estás viendo una película de ficción, es decir: tenés la certeza de que eso que ves no le está sucediendo realmente a los actores, pero de repente te encontrás llorando en la sala de cine o en el sillón de tu casa. Eso que ves es mentira, pero el artificio bien realizado te genera emociones fuertes. Ese punctum es todo para mí. Más allá de que haya sucedido o no, mi objetivo es trabajar con una sensibilidad verdadera, honesta y cruda, más allá de las tramas, los escenarios y los personajes. Transmitir emociones reales es el desafío que más me interesa abordar.
“He visto libros de poemas hechos con IA, canciones al estilo beatle creadas con IA, y sigo prefiriendo la música o la poesía escrita por personas que duermen tres horas por día porque se les parte la cabeza por la ansiedad o el miedo, por un nuevo poema o una nueva canción”.
Marina: El personaje de la novela no está interesado en mostrar lo perfecta que es su vida, pero el resto de personajes están desesperados por cumplir un rol específico, definirse, mostrar algo, asumir valores e ideas encontradas que quieren reivindicar como propias. Él ve esos hilos y, aunque a veces los sigue, se siente decepcionado, abatido. Entiende que es imposible luchar contra eso. Si no estás dentro, estás fuera.
Mat: Mi novela es una ficción que, más allá de lo que te decía de la primera persona y el personaje, tiene un procedimiento que creo es bastante habitual para su construcción: se nutre de la vida de muchas personas que conocí, conversaciones propias y ajenas. Y además, hice una operación con detalles de la vida de Kurt Cobain, Charly García y seguramente algunos más que ahora no recuerdo. Uso todo lo que se me ocurre cuando escribo porque de esa forma la paso bien. Además, trato de que si hay partes de la biografía de personas reconocidas haya un guiño secreto con los lectores. A mí me gusta mucho eso que dice Oscar Wilde de darle una máscara al hombre para que te diga la verdad. Por esa idea en mi web (www.conejomutante.com) tengo una máscara de conejo gigante.
A medida que nos acercamos a la adultez, aparecen una serie de casilleros en los que casi todo nuestro entorno intenta colocarnos. Esas etiquetas sirven para identificarnos socialmente y quien quiera despegárselas, ya sea por rebeldía o por indecisión, causa un efecto de extrañeza. Y a su vez, a los 18 años es muy difícil definir eso de ¿qué vas a ser cuando seas grande?. Y esa pregunta muchas veces no se ve como una oportunidad para pensar o probar sino como algo definitivo. La sociedad nos pide certezas cuando lo único que tenemos son preguntas. Vivir en estado de pregunta puede ser peligroso, pero visitar ese estado al menos una vez por semana puede ser una higiene mental bastante útil.
El único disparador del libro era la angustia adolescente de esa época que la antena de Cobain captó mejor que nadie. Desde ahí comencé a conocer al personaje y empezaron a aparecer el resto de las condiciones políticas, sociales, familiares, etc. En definitiva, me dejo llevar por el proceso de la escritura, que es la razón por la que escribo. Al menos yo, necesito escribir porque en cada intento espero encontrar ese momento en el que aparece algo que no tenía en mente y lo sigo y se expande. El movimiento inesperado. Esa es la magia de la escritura y creo que luego se traduce en la lectura cuando uno siente que el libro es vibrante y que a su vez transita una zona de riesgo. Como escritor, de manera muy egoísta, lo intento en cada cosa que escribo, más allá de si lo logro o no. Buscar esa aparición es la obsesión de escribir cada día. Ahora mismo, como lector, me interesa mucho la escritura del rumano Mircea Cartarescu porque, por momentos, siento que su libro está siendo escrito mientras lo leo.
Marina: Desde 2001, año en el que se desarrolla la novela, Internet ha avanzado, obviamente. Creo que estamos cada vez más solos, pero nuestras interacciones online nos engañan haciéndonos creer que no es así. El personaje se siente muy solo, incluso cuando está con otras personas. Quiere desesperadamente aferrarse a sus amigos para no hundirse, para encontrar una salida. Los ve como una alternativa a lo que todo el mundo le dice que debería ser, pero que en última instancia no es.
Mat: En mi libro de ensayos pop En busca del robot poeta exploro bastante todos estos temas porque Internet, entre otros cambios, nos puso a hacer equilibrio en un oxímoron muy potente: la soledad se ha vuelto un lugar más habitable. Y por otro lado, en tiempos de alienación, irnos a vivir a nuestra propia cabeza puede volverse muy tentador. Para no dejar la balanza inclinada para un solo lado, Internet y las redes sociales abrieron un mundo para quienes escribimos y la validación de que no hay que ser tocado por una varita mágica para desarrollar una historia que emocione a alguien. De un momento en adelante, todos podíamos escribir un texto y leer en los comentarios su efecto. Todo se volvió escritura. Con la mensajería, las llamadas telefónicas ahora son casi siempre escritura. La calidad es otro tema, pero la escritura se practica a diario y aparecen nuevas formas de lenguaje.
Marina: Y sobre lo de mostrar toda esta falsa realidad que todo el mundo compra, ¿qué onda la AI? ¿Avanzamos hacia la adoración de lo ficticio?
Mat: No tengo muchas definiciones originales de este tema, creo. La raza humana, que se diferencia por su inteligencia del resto de los seres vivos del planeta, recurre a crear Inteligencia Artificial. Es loco. Tal vez hemos creado todo esto porque el hombre como raza pensante no quiere estar solo. Tal vez llevar adelante el “progreso” del planeta es demasiado para una sola especie. Por otro lado, la IA puede producir avances significativos en la ciencia, lo cual es importante para el futuro. Sin embargo, he visto libros de poemas hechos con IA, canciones al estilo beatle creadas con IA, y sigo prefiriendo la música o la poesía escrita por personas que duermen tres horas por día porque se les parte la cabeza por la ansiedad o el miedo, por un nuevo poema o una nueva canción.
Marina: Otra cosa que amé del libro es todas las referencias de música. ¿Cómo fue que elegiste los temas que van apareciendo en el relato? Da para hacer una soundtrack del libro.
Mat: Las canciones fueron apareciendo por la música que escuchaba mientras escribía y a medida que ubicaba al personaje en alguna escena. Por ejemplo, la que sale a andar en skate por el barrio privado con auriculares y escucha Sure Shot de Beastie Boys o cuando en la reunión de militantes políticos suena Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota. Como casi todo en el libro, primó la fluidez y la espontaneidad con la que aparecían las cosas por encima del pensamiento de qué canción le vendría mejor a cada escena. De hecho, la escena de Sure Shot en la que el protagonista esquiva con el skate a un niño puede parecer que fue intencional el título de la canción y la verdad es fue una casualidad de la que me di cuenta como un año después de haberlo escrito. Por sobre todas las cosas, esta es una novela en la que el protagonista se mantiene a flote por la música.
Marina: ¿Cómo se produjo la traducción del libro?
Mat: Nate me contactó porque le interesaba un cuento mío que se llama Leche fría para almorzar, que es una ucronía literaria bastante loca. También es un cuento que juega intensamente con los conceptos de realidad y ficción. Nate incluso lo había traducido, y me gustó mucho que casi lo había terminado cuando hablamos. Cuando lo leí, su trabajo fue excelente. Sabe mucho español y toma muy buenas decisiones con el lunfardo argentino (jerga argentina) para que se adapte a la jerga de su país. Esto es clave para mí porque le suma autenticidad al diálogo de los personajes. En ese momento, me propuso publicar una colección de cuentos, pero pensé que sería bueno que leyera esta novela primero. Trabajar con él es muy fácil. Desde el principio, sentí que Nate estaba realmente entusiasmado con mi escritura. Es fácil notar cuando un lector se sumerge profundamente en el libro. Mencionó detalles de la novela que no todos encuentran, lo que para alguien que escribe es como poner una carta en una botella, tirarla al mar y obtener una respuesta. Es fantástico que, a través de la literatura, haya podido conocer a alguien tan genial y apasionado a miles de kilómetros de distancia.
Marina: La portada es de un cassette, ¿quién tuvo la idea de la portada?
Mat: Me encanta la portada. No tuve ninguna influencia en ella, pero lo interesante es que le pedí a Steve Thueson, el ilustrador, que me enviara algún avance porque me encanta todo el proceso de armar un libro, y cuando vi que la portada iba a ser un casete, me sorprendí. Cuando comencé a hacer libros a mano como una forma de no volverme loco durante la pandemia, la portada de la versión original de este libro era un casete estampado con plantilla. Le envié la foto de ese libro hecho a mano a Nate y Steve, y también se sorprendieron por la coincidencia. Es un sueño haber escrito un libro que tiene un casete con mi nombre en la portada.
Marina: En cuanto a UOiEA!: ¿No te decían que estabas loco por montar tu propia editorial? ¿Pero aun así era algo que querías hacer, aun sabiendo todo lo que implicaría?
Mat: Como siempre, todo empezó con la escritura. Durante la pandemia, sin darme cuenta, me estaba volviendo loco, sin dormir en las madrugadas, y empecé a publicar mi propia novela de manera artesanal. Usé este libro como conejillo de indias, y de alguna manera salvó mi psiquis. Me mantuvo ocupado con algo más que el miedo a la muerte de mis seres queridos. Como no tengo habilidad para las manualidades, después de un tiempo pensé en imprimir, y luego descubrí que publicar a otros autores que me gustaban era una forma de expresarme, además de escribir mis propios libros. Un editor es un lector que quiere que más gente conozca los libros que le gustan. Así nació UOiEA!, un proyecto alternativo que publica autores estadounidenses que me interesan particularmente y cuya obra conozco en su totalidad, gente como Sam Pink, Noah Cicero y Jeremy Robert Johnson, así como autores nuevos de Argentina, Uruguay y Chile, que creo que aportan algo diferente. Con UOiEA! Me gustaría abrir el panorama literario hacia una literatura alternativa que no se apoye en la tradición para replicarla, sino para transgredirla. Que permita al lector explorar nuevos lugares. Nuevos libros. Nuevos lugares a los que ir.
Mat Guillan es un escritor y editor argentino. Entre sus obras publicadas se encuentran la novela Lo que no esperan de mí (UOIEA! Editorial, 2021), la colección de ensayos pop En busca del robot poeta (autoeditada, 2019) y los siguientes relatos: Diario de Tayrona (autoeditada, 2021) y Leche fría para almorzar (autoeditada, 2021). Además, es director de UOiEA! Editorial y ha traducido la obra de los escritores estadounidenses Sam Pink y Jeremy Robert Johnson. Es el guionista del cortometraje Superdulce, premiado por el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales de Argentina, y es letrista de la banda de rock argentina AURA. www.conejomutante.com
Marina Caamaño es una escritora argentina, autora del libro de cuentos Gelatina Tropical (2020) y de la novela Recuerdos de Mar del Plata (2021), ambos publicados por Caballo Negro Editora. Hello America Lit lanzó su cinta de casete I Am a Vending Machine of Stupid Thoughts (2023) junto con varias otras piezas, incluidos poemas sobre Tinder y la versión en audio de uno de los fanzines de su serie Shit . Vive en una isla frente a la costa de Brasil con seis gatos.